sábado, 10 de marzo de 2018

EL DESABRIDO DÍA DE LA MUJER EN ECUADOR




Queremos ser más felices que los demás y eso es muy difícil, porque les imaginamos más felices de lo que en realidad son. Montesquiu

Aún con la resaca por causa del exitoso paro feminista llevado a cabo el 8 de marzo pasado en España, donde millones de mujeres y hombres coparon casi el 90 por ciento de las plazas de todo el país exigiendo a viva voz y con mucha creatividad, derechos y solidaridad para con todas las mujeres y pese a que un reciente estudio coloca a España en 5to lugar como país donde existe más  bienestar para la mujer, se me hizo difícil como española y ecuatoriana que soy, no realizar comparaciones en cuanto a este hecho entre ambos países.

En Ecuador al contrario, pocos políticos apenas recordaron este día sea vía Twitter o Facebook puesto que, al parecer existían asuntos políticos más importantes que coparon su atención por lo que no les dio tiempo ni siquiera, a hacer un pronunciamiento mucho menos a profundizar la situación actual de la mujer ecuatoriana. En cuanto al gobierno, ningún ministro o subsecretario o alguien encargado de alguna cartera que vele por la igualdad de los ciudadanos tampoco se manifestó para explicar cómo se va a reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres o cómo se va a hacer para crear políticas de compatibilidad por maternidad o cuales van a ser las políticas para provocar una discriminación positiva que lleve a las mujeres a ocupar más cargos representativos tanto a nivel privado como político. Nada de nada.

Los medios de comunicación privados y públicos, poco espacio le dieron también al tema y si lo dieron, se limitaron a presentar como todos los años y de forma ya rutinaria, reportajes que resaltaban los logros de algunas mujeres que encima, no son representativas de las millones de ecuatorianas que como en el caso de la foto que precede este comentario, tienen que enfrentarse a un sistema estatal, cultural y social que hace de todo, menos proteger sus derechos es decir el derecho a un trabajo digno, derecho a conciliar familiarmente puesto que la señora protagonista es madre soltera de cuatro hijos, mucho menos derecho a tener un seguro social u otro derecho. Menos mal que a través de las redes sociales, ciudadanos conscientes reclamaron estos hechos, exigiendo a la prensa estar más acorde con las reales situaciones de la mujer ecuatoriana, quienes precisamente no son todas ni sexis, ni guapas, ni han tenido dinero ni contactos para acceder a puestos de representatividad ni tampoco son sobradamente preparadas académicamente.

Los editoriales y declaraciones de algunos periodistas y personalidades por otro lado, solo reflejaron la actitud paternalista propia de quienes viven en situaciones privilegiadas, ya que no plantearon posibles soluciones a los problemas reales de las millones de madres solteras, migrantes, jubiladas o micro empresarias y más bien, solamente se limitaron a hablar del tema de moda, es decir, de los feminicidios que gracias a la concienciación en otros países, ha sido tomado en cuenta como un problema real y latente en Ecuador. En mi caso personal, recién me enteré en ese día, que el número de mujeres asesinadas por causa de género fueron 151 en el 2017 al contrario que en España que, cuando sucede un hecho parecido, se convierte en la noticia más comentada del día y se lleva a la reflexión y debate del tema en busca de soluciones para reducir esta lacra social.

Como colofón de este día tan triste en Ecuador, algunos colectivos habían convocado a marchas sin haber logrado mayor eco, haciendo evidente de esta manera, el poco poder de convocatoria de quienes lo hicieron o la posible carencia de verdaderas líderes o de mujeres que sean representativas, así como también la poca solidaridad de la mayoría de la ciudadanía, anestesiada como está, sin entender que saliendo a las calles es como se hace escuchar sus exigencias.

Para último, siendo mujer y ecuatoriana, quiero expresar por este medio mi particular homenaje para la MUJER MIGRANTE, de manera especial a aquellas que como amigas y pacientes conocí y que despertaron en mí toda mi admiración y respeto, en especial aquella solterita que vino para educar a todos sus hermanos menores, a aquella esposa que vino para ayudar a pagar la deuda contraída por su marido en Ecuador, a aquella que luego de educar a sus hijos para que sean profesionales en las mejores universidades, estos hijos le pidieron que ahora se preocupe por ella misma, que se enamore, que descanse, que se pasee… a aquella abuelita que su hijo se regresó y ella se quedó para poder jubilarse y cobrar su pensión, a aquella que luego de dos años trabajando, no conocía ni el Palacio Real ni nada fuera de Madrid preocupada por mandar el dinero a su familia… en fin, a todas aquellas valientes mujeres que contribuyeron a sobrellevar la pesada carga de la economía de sus hogares y de paso, contribuyeron a recuperar al Ecuador de la grave crisis económica que atravesaba. ¡GRACIAS A TODAS ELLAS QUE SI ME REPRESENTAN COMO MUJER ECUATORIANA!

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