Hoy voy a contar de un episodio que me sucedió días atrás.
Resulta que estábamos con mi pareja paseándonos a las 10 de
la noche por la plaza de Santa Ana que tanto nos gusta. En dicha plaza, existe
un ambientazo permanente con terracitas llenas de jóvenes bohemios y turistas
deseosos de marcha. Muchas de las veces también, nos hemos topado con uno que otro actor o cantante de moda.
Pero bueno, que íbamos relajados y disfrutando por una acera, hasta que de pronto nos tropezamos con una bolsa que contenía unos cedés que se desbordaban del mismo. Parecía que a la bolsa la habían puesto arrimada a un poste de señalización, con la intención que la recoja el camión de la basura.
Pero bueno, que íbamos relajados y disfrutando por una acera, hasta que de pronto nos tropezamos con una bolsa que contenía unos cedés que se desbordaban del mismo. Parecía que a la bolsa la habían puesto arrimada a un poste de señalización, con la intención que la recoja el camión de la basura.
Me agaché para comprobar qué mismo contenía la bolsa, pero
mi pareja me lo impidió. Le daba mucha vergüenza por lo que decidimos seguir
caminando. Pero yo no dejaba de voltearme deseando que nadie lo coja y en
determinado momento no me aguanté y decidí ir a por ella.
Mi pareja se quedó escondida entre la gente y yo me acerqué
otra vez a la bolsa y la agarré, para luego irme alejando del lugar tan rápido
como pude hacerlo. Mientras caminábamos riéndonos por mi osadía, intentamos ver
qué tipo de cedés eran, pero no pudimos hacerlo por la incomodidad de estar
parados en media calle, así es que decidimos llegar a casa y comprobarlo
tranquilamente.
En efecto, al llegar a casa vaciamos el contenido de la bolsa y nos llevamos una grata sorpresa ya que ésta contenía, verdaderas joyas musicales.
Entre los discos que descubrimos, se encontraban de los
siguientes artistas:
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Caetano Veloso
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Los Tres Tenores
-
Fijación oral de Shakira
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Concierto de Barbra Streisand discos 1 y 2
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Celtas Cortos
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Lo mejor de Mecano, discos 1 y 2
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Barry White
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Queen
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Andrea Bocelli
-
Historia del bolero
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Leonard Cohen, entre otros.
Luego de pasada la emoción, me puse a pensar: ¿Quién sería
su dueño? ¿Acaso un hombre o una mujer que casi igualaban mi edad? Lo pensaba porque
para tener a Mecano o Barry White, debía ser alguien que había vivido la época
de la movida o de la fiebre de la música disco. ¿O sería tal vez una persona de
gran sensibilidad musical? Porque habría que tenerlo para disfrutar de Barbra
Streisand o de Andrea Bocelli. Pero lo que más me intrigaba era: ¿quién había
sido capaz de recoger todos esos discos y tirarlos la basura?.
Para esto último, mi teoría y en base a experiencias
anteriores, me llevaron a la conclusión que podrían ser por dos situaciones:
1.- Que un/a comprador/a compulsivo/a los compró y que luego
se cansó de ellas que no supo qué hacer que decidió mejor tirarlos. Aunque personalmente
no lo creo, suele pasar. He visto casos más o menos parecidos.
2.- Que el dueño murió y que sus herederos -posiblemente
jóvenes-, no supieron qué hacer con esas “antigüedades” y decidieron deshacerse
de ellas. Creo que ésta opción es la más probable.
En fin, sea lo que sea, llegaron a nuestras manos y nos sentimos
como que hubiésemos encontrado un tesoro.
Me he convencido además, que muchas de las veces la vida nos
da pequeñas sorpresas en los sitios más insospechados y que la curiosidad, no
mata al gato como dice el dicho. Al contrario, al ser osada la curiosidad, puede
que dé premios.
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