Foto: Carlos III
Foto: Museo del Prado
La Puerta de Alcalá y El Retiro. Foto: abc.es
El rey Carlos III es considerado como el mejor alcalde que
ha tenido Madrid. Y creo que mejor título no se le pudo dar ya que supo poner a
la capital de España en el más alto sitial dentro de las más bellas ciudades
europeas, cuyo encanto persiste y se acrecienta con el tiempo, provocando la
admiración de propios y extraños.
Su obra en Madrid me ha llamado particularmente la atención
dada la época en que se decidió transformar la ciudad, es decir en la segunda
mitad del siglo XVIII, por cuanto supo ser un visionario constituyéndose en un
ejemplo para la gestión de grandes ciudades y con grandes problemas, ya que la
ciudadanía espera de sus gobernantes o alcaldes no parches ni soluciones
micros, como una callecita por aquí, una piscina por acá o unos busesitos por
allá, sino grandes soluciones a problemas estructurales como los tenía Madrid en
concreto y España en general durante aquella época.
Carlos III (1716-1788), fue inicialmente rey de Nápoles y de
Sicilia y le tocó asumir el reinado de España al morir sus dos hermanastros que
no dejaron descendencia. Cuenta la leyenda que él no quería ser rey de España
ya que se encontraba cómodamente viviendo en Nápoles y que rezaba para que su
hermano Fernando VI no muriera, pero llegada la hora, asumió el reinado con
responsabilidad y entrega dignas de reconocimiento hasta el día de hoy.
Cuando Carlos III llegó a España y concretamente a Madrid en
1759, la encontró desorganizada, saturada de gente -unos 160.000 habitantes -,
evidenciando una desproporción con el número de viviendas y viviendo en pésimas
condiciones higiénicas, a tal punto que decían que se percibía un aire
irrespirable en la ciudad, las llamadas “Mareas de Madrid” ya que la gente al
carecer de alcantarillado, tiraba todo a la calle incluso los restos de los
animales que mataban para las carnicerías y consecuentemente se descomponía
todo, provocando estos desagradables olores y enfermedades en la población.
Constatando todo aquello, se propuso realizar cambios
estructurales y darle a la ciudad un aire más moderno, dada su condición de
Corte y de su importancia económica.
Para ello se basó en las ideas de la “Ilustración”, las
mismas que nacieron en Francia y cuyo esencia principal consiste, en que todas
las obras que hace un gobierno, deberían beneficiar a todo el pueblo.
De acuerdo a Carlos Sanbricio en su obra “Vivienda y
crecimiento urbano en el Madrid de Carlos III” la política urbana se centró en
los siguientes aspectos:
1.- Una política de embellecimiento urbano siguiendo las
pautas marcadas por Patte en el Paris de Luis XIV definiendo paseos, alamedas y
jardines.
2.- Organización de un sistema de alcantarillado, empedrado
e iluminación de las calles y,
3.- Propugnación de la construcción de edificios de la
administración centralizando el estado.
Para éste último se establece el Paseo del Prado como zona
noble de la ciudad y como opción alternativa al Madrid de los Austrias,
desamortizando los conventos y permitiendo la construcción de palacios,
convirtiéndole de esta manera en la zona más culta de la villa, además de
edificios administrativos.
Para todo esto contó con dos arquitectos de prestigio como
lo eran Juan Antonio de Villanueva, autor del Museo del Prado que inicialmente
era el Centro de Historia Natural y Francesco Sabatini autor de edificios
representativos como el Palacio de Aranjuez, que lo trajo de Italia ya que
había construido el Palacio de Caserta para lo cual lo nombró Director Oficial de
Obras Públicas.
Pero como suele suceder en estos casos de grandes cambios,
lo difícil es cambiar la mentalidad de la gente, ya que hubo reticencias
iniciales al proyecto de higiene, llegándose a decir incluso que las “Mareas de
Madrid” los protegía del frío invierno, por lo que el rey tuvo que cambiar su
política y lograr con ello al cabo de tres escasos años, que Madrid se
convirtiera en una de las ciudades más limpias de Europa.
También tuvo que convencer a la gente de su propuesta hacia nuevos
modelos de vivienda, no solo cambiando la fachada sino sus condiciones, es
decir para que hagan sus necesidades fisiológicas dentro de las mismas y
construyendo más pisos encima de las casas de uno o dos pisos y así solucionar
el problema de la falta de viviendas.
Luego de solucionar los problemas de higiene se lanzó a la
renovación exterior de la ciudad para lo cual dotó de fuentes y piletas como la
famosa Cibeles y de nuevas vías de acceso a través de los Paseos de Las
Delicias, de la Chopera y de Las Acacias, ajardinandolas para darles elegancia
y belleza.
Debido a su gran amor por la naturaleza y de acuerdo a las
tendencias de las ciudades europeas, creó también a lo largo del Paseo del
Prado un espacio para ello, mediante el Centro de Historia Natural y el Jardín
Botánico, lugar donde logró reunir más de 3000 especies traídas de todo el
mundo y desde donde cada mañana, se repartían a la gente de la ciudad todas las
plantas medicinales que requerían para sus males y dolencias.
En el ámbito cultural Carlos III entendió que la prosperidad
de un país pasaba por el desarrollo cultural y educativo y por lo mismo, puso
particular empeño en difundir el conocimiento, la historia y las artes a través
de instituciones de enseñanza superior como la Academias de las Artes y la de
San Fernando.
También potenció la agricultura dotándole de tecnología de
la época.
Pero quizá su obra más conocida turísticamente hablando es
la famosa Puerta de Alcalá, llamada así porque desde allí iniciaba el camino
hacia Alcalá de Henares y que fue encargado a su arquitecto fetiche, Francesco Sabatini.
También junto a la Puerta de Alcalá se encuentra el famoso parque de El Retiro
el mismo que se encontraba vallado para uso privado de la realeza y que Carlos
III lo abrió para uso y disfrute del pueblo hasta el día de hoy.
Son muchas las obras que realizó este rey que sin duda dejan
en claro del porqué de ser considerado el mejor alcalde que ha tenido Madrid,
demostrando al mismo tiempo que la preparación, las ideas claras, un buen
equipo de trabajo y la voluntad de servicio hacia los demás, son fundamentales
para dirigir una ciudad o un país y de esta manera obtener excelentes
resultados que trascienden el tiempo.
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