lunes, 9 de diciembre de 2013

RAYUELA, la novela "surrealista"

FOTO: RAYUELA. alfaguara.com

Probablemente hoy diga una blasfemia: no me gustó "Rayuela", de Julio Cortázar.

Y en este punto reflexionaba hace algunos días, acerca de una opinión de Carmen Posadas a propósito del éxito de la trilogía de "Millenium" de Stieg Larsson, quien consideraba que la obra de éste último no era "alta literatura" sino que era simplemente literatura "de vender libros". Y yo discrepaba en mi modesta opinión de lectora, que la literatura escrita que despierta emociones, que nos invita a sentirnos a gusto leyendo, a aprender en ella cosas inimaginables y a emocionarnos hasta su útlima página como sucede con "Millenium", ¿acaso no es literatura en todas sus letras?.

Pero volviéndo a Rayuela, a propósito de sus 50 años de publicada, me dejé llevar por la curiosidad y la adquirí, y ya desde la prímera página me produjo hastío y confusión, por la incoherencia de las párrafos y la falta de hilo conductor de la historia. En determinado momento me dio la impresión que el autor debió haber estado bajo el efecto de sustancias sicotrópicas o algo por estilo, lo cual no sería raro ya que casualmente había conocido que destacados escritores como Stephen King o Robert Louis Stevenson lo hacían bajo el efecto de estas sustancias. Inclusive en determinado momento parecía haber encontrado el sentido de aquella historia, cuando el protagonista principal, Oliveira, se encontraba delirando junto con otros en algo que parecía ser un manicomio y que precisamente en ese lugar, juegan a la rayuela lo que probablemente dio el título a la novela.

Curiosamente, deseé llegar hasta la última página para saber hasta donde llegaba semejante locura, concluyendo tal como había empezado, que seguía siendo desconcertante e incierta.

Menos mal que al final de libro, se publican algunas cartas personales de Cortázar donde explicaba del por qué de su obra, comentando en muchas de ellas que él quiso crear algo diferente, algo que se saliera de lo normal, que quería "revolucionar" la novela creando lo que él consideraba sería la "antinovela" o lo que mejor le calza a su libro: una "literatura surrealista". Y vaya que sí lo logró, porque a pesar de todo existe belleza de la palabra, frases aunque aisladas, bien construídas, envidiable gramática y redacción y hasta cierto punto, contenido, porque es innegable reconocer que existe una bella pero contradictoria relación de amor-amistad entre Oliveira y la Maga y que ésta última, nos roba el corazón con su inteligencia y su originalidad, que es como ver a una de las tantas chicas modernas e inconformes que pululan por el mundo, buscando el verdadero sentido a sus vidas. Y que las reflexiones de Oliveira, no caen en saco roto, porque abordan problemas tan actuales y existencialistas a pesar de haber sido escrita en los años 50'.

Al final de todo este rollo, mi pareja me dijo cuando le comuniqué que había terminado de leer el libro luego de constantes críticas y reflexiones: "¿la regalamos o la vendemos?."

Para mi sorpresa, le contesté: " No, conservémoslo. Vale la pena tenerlo."

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