domingo, 29 de noviembre de 2015

ROSA MARIA CALAF, periodista de casta

 Foto: Rosa María Calaf. diariodeavila.es







Vídeo: Rosa María Calaf hablando de cómo ser lectores ciudadanos y responsables.

Me inspiran cierto de tipo de personajes y más aún si se tratan de periodistas que ejercen o han ejercido con pasión y entrega su profesión, dejando un legado de profesionalismo del cual se inspiran las nuevas generaciones y que además, asumen todo ello con la humildad propia de aquellos que son grandes de verdad.

En mi caso particular pese a ser profesional de la salud, me atraen estos profesionales porque desde pequeña conviví con este bello oficio, al ser mi padre un periodista de un importante periódico capitalino y que disfrutaba al máximo con lo que hacía.

Rosa María Calaf me llamó la atención desde el primer momento que la vi y la escuché a través de la pantalla de TVE. Una mujer madura que frente a la pantalla no perdía ni su femineidad ni su originalidad, al destacar en ella su característico mechón blanco y su pelo rojo y que sin embargo, no distraía en sus reportes como corresponsal de lejanos y misteriosos países asiáticos.

Inicialmente su voz me resultó familiar y pronto descubrí que también había realizado reportajes para el programa “Informe Semanal” que se emitía hace unos 25 años en Ecuador, a altas horas de la noche en un canal de tarot, frecuentemente interrumpido por comerciales de baja calidad, provocando que dicho programa quede prácticamente en soletas y que aún así, no dejara de fascinarme, ya que relataba hechos de la actualidad que difícilmente se conocían con detalle en mi país de origen.

En efecto, Rosa María ha informado desde 176 países siendo también corresponsal de TVE en muchos de ellos y escucharla contar cómo fue aquella época dorada de su vida ya que está jubilada, supone una cátedra del más puro periodismo, donde relata de manera amena y apasionante del cómo para conseguir la noticia, tenía que ir personalmente a buscar “lo invisible” más no lo visible, incluso poniendo en riesgo su integridad física como persona y como mujer, ya que en alguna ocasión estuvo a punto de ser violada por un alto militar serbio-bosnio durante la guerra de los Balcanes, poniendo al descubierto de esta manera, los riesgos que asumen mujeres periodistas cuando de conseguir la noticia se trata en medios hostiles.

La autoridad que le da el haber ejercido su profesión durante más de 37 años y de haber recibido innumerables premios por ello, le permite criticar la situación actual del periodismo, con énfasis del español, denunciando que se ha convertido en una profesión al servicio de intereses particulares y de grandes negocios antes que a la ética y a su valor como servicio público. Critica la posición partidista de TVE al servicio del gobierno de turno, situación que se ha hecho más evidente con el gobierno actual  y también del cómo se ha frivolizado la profesión, dando más importancia a la imagen del informante que al contenido de la información y para ello, pone como ejemplo de lo que no debería suceder, a la periodista Sara Carbonero.

También defiende a los profesionales mayores a quienes se les obliga a jubilarse como en su caso personal, cuando considera que tienen mucho que aportar a las nuevas generaciones con su experiencia y su memoria, por lo que tal vez por tal preocupación, acepta encantada todo lo que tenga que ver con conferencias e intercambio de experiencias con futuros periodistas o con profesionales o emprendedoras mujeres.

Sin duda Rosa María Calaf es una fuente de inspiración no solamente para los periodistas sino para cualquier persona a quien le guste las letras, ya que el reto de escribir implica una gran dosis de pasión y de inspiración, sobre todo de personas que han vivido en carne propia la historia mundial y que además, tienen la generosidad de compartirla.

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