domingo, 20 de diciembre de 2015

HOMOSEXUALIDAD Y CINE




Si no existieron hijos, yernos y nietos, cuántos disgustos se ahorrarían los jefes de gobierno. Conde de Romanones.


Cuando se trata de ciertos temas polémicos deseo ser lo más objetiva posible y por lo mismo, trato de informarme en cuanto medio sea posible buscando los porqués de los apasionados argumentos tanto de interesados como de detractores. Por ello, me suelo sentir bastante decepcionada cuando me topo con personas que sin preocuparse por informarse, defienden una determinada postura motivadas al parecer, solamente por intereses inconfesables que en nada aportan al mejoramiento de la sociedad.

Pero volviendo al tema, uno de los medios de información sin duda, es el cine. Por ello, he comentado en más de una ocasión de cómo hay espacios televisivos que dedican su espacio semanal a un tema controvertido en particular, contribuyendo de esta manera a la reflexión y al debate entre la ciudadanía en general. Es el caso del tema del homosexualismo y particularmente del lesbianismo.

Para ello han sido trasmitidas tres películas que despertaron en mí particular interés y también reflexiones que quiero compartirlas en este blog.

La primera película se trata de “Los chicos están bien” que está interpretada por actrices de gran reconocimiento internacional como son Julianne Moore y Annette Benning, quienes en la película son una pareja de lesbianas casadas y que tienen un par de hijos concebidos por inseminación artificial. El caso es que siendo ya adolescentes, los muchachos quieren conocer a su verdadero padre, es decir al donante de semen en su momento.

La película particularmente me dejó bastante decepcionada por cuanto sinceramente esperé algo más que me permita entender este tipo de relaciones. Lo que me causó más bien fue lástima por el pobre hombre, ya que llevando una vida bastante normal y despreocupada le aparecen unos hijos de la noche a la mañana reclamando derechos y aunque él intenta cumplir su inesperado rol de padre, al final es el gran perdedor. La explicación que encuentro es que el director de la película tal vez intentando atraer empatía del público para con las lesbianas, lo que hace es mostrar al padre como un desecho o un estorbo para la maravillosa relación que aparentemente llevan esta “familia”,  dejándolo alborotado sin que se sepa nunca nada más de él. ¿Por qué el padre no puede ser parte de dicha familia, ya que al final estamos hablando de distintos tipos de familia?.  Es la inquietud que me quedó en el aire.

La segunda película que la transmitieron hace un mes aproximadamente, fue la famosísima y controvertida película francesa “La vida de Adele”. Como tal, me apresuré a verla al tener conocimiento previo que también se trataba de una película que trataba el tema del homosexualismo. 

Qué diré que fue otro chasco. El comentario que leí en algún foro es que quitándole todas las escenas de sexo, quedaba solamente el diez por ciento de película y no puedo estar más de acuerdo con esa opinión porque aparte de ese diez por ciento, ¿qué más cuenta?. Nada más y nada menos que la viejísima historia de un amor obsesivo o pasional que bien podía contarse entre una pareja heterorosexual y que por ello no tiene nada de novedoso en el cine peor en la sociedad. Si tal vez querían lograr la simpatía del público ante este tema, pues sinceramente creo que no lo lograron. 

Particularmente yo, miraba cada dos por tres el reloj a ver si ocurría algo interesante o en último caso, se terminara. Una pena, porque chicas tan bonitas podían haber logrado el papel de su vida sin recurrir al trillado y manoseado tema del sexo por sexo.

Y por último, la película sorpresa. Y bastante agradable por cuanto la vi por casualidad y sin que nadie la promocionara, al ser una película con un tema sensible, reciente y protagonizada por excelentes actrices. Hablo de la película española “Nacidas para sufrir” interpretada por Adriana Ozores, Petra Martínez y Malena Alterio.

En ella se cuenta la historia de un tipo de familia que dado el caso, se puede dar en los tiempos actuales. Una anciana que ha servido toda la vida y sin más tiempo que para los demás y no para sí misma, de pronto se encuentra sola y decide contratar a una chica para que la atienda. La chica aparentemente está sola en el mundo y también su vida ha estado hecha sólo para obedecer a los demás. Pensando en tener una persona segura a su lado para que la cuide hasta que llegue su hora y legarle sus posesiones en vez de a unas sobrinas malagradecidas, decide que la única manera que esto suceda sin tener que pagar impuestos y gastos innecesarios, es casándose. Le propone y sorpresivamente la chica acepta.

A partir de allí se desencadena una serie de acontecimientos donde la parte cómica tampoco está ausente, con un final inesperado y tierno, que con el sabor agradable en la boca, le hace a uno pensar que también puede ser una opción de familia el hecho que dos personas solas decidan juntarse sin que medie entre ellas más que el agradecimiento, el compromiso y el cariño de madre e hija o viceversa como es el caso de este argumento. Puestos a pensar, ¿por qué no?. Y ahí estaría el debate, en pensar en la realidad y en el hecho que estas situaciones aunque lo neguemos, existen.

Alguna vez leí en la prensa la historia - ésta sí real-, de una pareja de homosexuales varones que habían vivido juntos por más de treinta años, que no se pudieron casar hasta la promulgación de la ley del matrimonio homosexual en el gobierno de J. Luis Rodríguez Zapatero y que mientras estuvieron juntos, no solamente disfrutaron de su compañía mutua sino que se hicieron de muchos bienes, y que cuando murió uno de ellos, fue despojado de todas sus pertenencias por parte de la familia del que murió y la que siempre rechazó dicha relación, quedando el “viudo” podríamos decir, en total indefensión, sin pensión de viudez ni sin sus bienes, luego de 30 años de unión y de entrega hacia otra persona.

Viendo esta última película, se cuestiona uno también si existen distintas maneras de proteger sus intereses personales y si los derechos civiles deberían ser iguales para todas las personas. Preguntarse por ejemplo si el hecho de compartir lo que sea con alguien, no le daría a uno el derecho de legarle lo que le diera la gana y si el mecanismo es un matrimonio, qué mejor que bien. Aquí mismo he visto matrimonios por interés entre ancianos solos con personas que las cuidan, a quienes por agradecimientos les legan su pensión y sus bienes. ¿Por qué ese matrimonio si es bien visto por la sociedad y en cambio los otros, no?.

El debate está servido. 

En cuanto a la adopción de niños por parte de homosexuales, ese… ya es otro tema.



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