- "Lo único que necesitas en esta vida es
ignorancia y confianza. Y el éxito está asegurado". Mark Twain
La semana pasada en Ecuador se vivió una especie de
paranoia colectiva ante la llegada de uno de sus más nefastos presidentes que
ha tenido el país. Abdalá Bucaram Ortiz conocido como el “Loco Que Ama”, volvía
luego de 20 años al haber prescrito los delitos que se le imputaban y arrastrando
consigo, una lista interminable de desafueros no solamente durante su gobierno
de apenas 6 meses (agosto 1996-febrero 1997), sino incluso después de él, que
provocaron el bochorno nacional e internacional.
En la mente de muchos ecuatorianos sensatos, aún persisten
las imágenes de los mítines políticos en las localidades más pobres del
Ecuador, donde al son de el “Rock de la Cárcel” o de la música de “Los Iracundos”
cantaba y bailaba, provocando la risa de los ahí presentes, así como también,
prometiendo el oro y el moro que luego, llegado al poder, nada cumplió. Al
contrario, su gobierno se caracterizó precisamente por hacer de todo, menos el
de gobernar para los más necesitados.
Enriquecimiento ilícito, peculado, malversación de
fondos, evasión de impuestos, el caso de la “Red Peñaranda”, caso “Mochila
escolar”, mi “Primer millón de dólares” -obtenidos ilícitamente por parte de su
hijo mayor en las aduanas- entre otros, fueron los escándalos que
caracterizaron a su gobierno y que provocaron su caída, luego de una
accidentada sesión en el Congreso de los Diputados, en la cual se lo declaró
“Incapacitado mentalmente para gobernar”, sin que medie ninguna evaluación
clínica que ratifique dicho diagnóstico. Horas antes y según posterior
confesión de algunos de sus allegados arrepentidos entre ellos, uno de sus guardaespaldas
llamados “Los Pepudos”, sacaron en costales de yute millones de sucres por la
puerta trasera del palacio de gobierno rumbo a su “exilio dorado” en Panamá,
donde se ha permitido vivir una vida comparable a la de un magnate durante estos últimos 20 años.
La indignación de la gente se hizo patente al intentar
Bucaram, regresar como un héroe, sin haber cumplido ni un día de cárcel y
persistiendo en sus tácticas políticas a base de mentiras y sarcasmos, para lo
cual no duda en mencionar a los pobres a los que, según él, los representa.
Sin embargo y en lo que a mi respecta, no me siento
tan alarmada ante este nuevo desafuero de Bucaram, puesto que, si bien durante
las pasadas elecciones por poner un ejemplo, el candidato presidencial opositor
pese a tener parte de su fortuna en paraísos fiscales como Panamá y de no haber
presentado ninguna propuesta coherente, logró pasar a la segunda vuelta y por apenas
pocos puntos casi logra la presidencia, que no sería raro que se utilizaría la
misma táctica para Bucaram, al haberle dado la prensa privada especialmente la
guayaquileña, un excesivo protagonismo presentándole prácticamente como una
víctima, también es cierto que, durante los últimos diez años el listón dejado
por el presidente Correa fue muy alto, permitiendo un discernimiento maduro y
patriótico por parte de la población y por ello es que, se presentaron multitud
de personajes cuestionados por distintas razones y que, sin embargo, no
lograron ninguna currul, tales como el ex presidente Lucio Gutierrez quien fue
destituido de su cargo a los pocos meses de su gobierno, la ex asambleísta
Lourdes Tibán conocida por su chabacanería o el payaso Tiko Tiko por obvias
razones, aunque sí se colaron algunas misses o vedettes, al no ser
deliberadamente promocionadas por sus partidos políticos.
Todo ello sin duda, se logró gracias a una masiva y
permanente información por parte del gobierno, a un mayor acceso a la
educación de grupos sociales tradicionalmente excluidos y a la utilización de
las redes sociales como medio de debate, lo que contribuyó a que la gente
conozca mejor a los candidatos aunque, como se pudo comprobar, el dinero y la
incitación al odio, lamentablemente siguen siendo las bazas en las que se apoya
gente inescrupulosa, para obtener dignidades mediante votación popular.
Por todo lo anterior, considero que es necesario que
se siga potenciando el periodismo ético, el acceso a la educación de la calidad
donde se fomente el debate desde tiernas edades y la regulación las redes
sociales, ya que de éste último, si no se lo sabe manejar adecuadamente, puede
provocar efectos devastadores sobre todo en gente con trastornos emocionales o
de personalidad, para que el ciudadano aparte de ser protegido y respetado como tal, pueda elegir lo mejor para sus
intereses individuales y colectivos.
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