domingo, 3 de julio de 2022

LOS INDÍGENAS DEL ECUADOR

 


"HAY GENTE QUE NO TIENE TIEMPO PARA NADA... MÁS QUE PARA SÍ MISMOS." P. Juanito Caballero

Recientemente, concluyó un lamentable, pero justo paro de actividades en Ecuador, el mismo que se prolongó a lo largo de varias semanas y teniendo como protagonistas principales, al presidente de la República y al colectivo indígena, este último, en su lucha por el respeto a los derechos ciudadanos y laborales de todos los ecuatorianos.

Lamentablemente, también, fue la ocasión propicia para exacerbar sentimientos racistas contra “los indígenas”, como suele llamárselos, como si fuesen una especie ajena al país, desconectada, que vive en otro mundo, cuando son los únicos que casi siempre y gracias a su capacidad organizativa, suelen expresarse de forma masiva contra los gobiernos que no cumplen con la labor encomendada.

Hasta cierto punto, puede que tenga razón el resto del país en eso que están desconectados del resto del país, puesto que “los indígenas”, son los que mayormente se dedican a las labores agrícolas en sus pequeñas huertas llamadas “llactas”, donde siembran con técnicas ancestrales, pequeñas cantidades de productos agrícolas que, a más de servirles como sustento alimenticio diario, lo que les sobra, los mal venden en los mercados a precios irrisorios, muchas de las veces, luego de ser regateados hasta el cansancio, cosa que no sucede con los grandes y modernos supermercados donde la gente acepta altos precios sin ser cuestionados ni en la cantidad, ni en la calidad, ni en los precios al no tener competencia.

Como decía, son poseedores de pequeñas huertas donde aplican técnicas heredadas por siglos, ya que no ha llegado aún la tecnología, pese a ser promesa de campaña de muchos candidatos a todo -desde que tengo uso de razón- por lo que siguen utilizando herramientas rústicas además de sus propias manos o con la ayuda de famélicos animales, expuestos al abigeato que, muchas de las veces, prefieren dormir con ellos dentro de sus viviendas, por temor a que se los roben.

Es por ello que esta población, mayormente rural, es mucho más pobre que la urbana, llegando este índice al doble, es decir, un 28% entre los primeros frente a un 14% en los segundos; así mismo, estos valores han aumentado por causa de la pandemia de un 35% en el 2014 a un 45% , según datos proporcionados por el periodista Vicente Albornoz en el diario El Comercio de hoy. Además, el grupo indígena presenta signos de extrema pobreza en comparación a los montubios de la costa, con 45,1% frente al 19,5%.  De los datos de los latifundistas poco o nada se sabe, solamente que suelen acompañar a los gobernantes de turno en sus viajes internacionales, como "embajadores representantes de la empresa" para “mejorar las relaciones comerciales” entre el Ecuador y el país de visita.

Por ello, no es raro que durante esos días del paro, se haya manifestado ese racismo al grueso de este colectivo, ya que ser “indígena” es sinónimo de ser pobre y apestoso, y es una lástima que sea así, no solamente por la evidente aporofobia por parte de los llamados mestizos que, dicho sea de paso, conserva -según estudios respetables- un 65% de genes indígenas, sino porque por estos lares -me refiero a Europa- la agricultura es una de las principales fuentes de ingresos de los países, donde empresarios reciben las ayudas y los asesoramientos adecuados para montar plantaciones agrícolas que les permite vivir decentemente, así como dar trabajo y producir excelentes productos para el comedor nacional e internacional.

Y esta es la situación real del agro ecuatoriano y del que las familias ecuatorianas se alimentan... Por ello, ya va siendo hora que se tome en serio a este grupo de ecuatorianos que ponen cuerpo y alma en la lucha por la defensa de los derechos de todos los ecuatorianos para se les permita, al menos, trabajar con dignidad en unas labores que significarían el progreso y desarrollo del país, especialmente, para cuando se acabe el petróleo dentro de pocos años.

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