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Hay algo que Dios ha hecho
mal, a todo le ha puesto límites menos a la tontería. Konrad Adenauer
Siempre hemos estado convencidos que, ejercer el derecho al
sufragio en un referéndum, era un ejercicio democrático en donde se hacía valer
uno de los derechos más importantes de un ciudadano, es decir, el derecho a
decidir.
Y cuando queríamos poner un ejemplo, nos inspirábamos en el
caso suizo donde precisamente nació esta aplicación en el siglo XVI y que luego,
fue adoptado por los demás países para aprobar, ratificar o, todo lo contrario,
leyes o actos administrativos de vital importancia para los intereses
ciudadanos.
Tal es la fama de este sistema en Suiza que, al día de hoy, prácticamente
la mayoría de las decisiones importantes se realizan previo a un referéndum.
Y este tema (el del referéndum) lo saco a colación, a
propósito de lo sucedido con el famoso referéndum por la independencia de
Cataluña que tanto han defendido sus autoridades y los independencistas así
como también, el referéndum que se va a realizar el próximo domingo en Ecuador y
que tanta polémica está generando.
Para empezar en ambos casos se ha argumentado que dichas
convocatorias son ilegales por cuanto se ha irrespetado los procedimientos
constitucionales para llevarlo a cabo, en el caso particular de Ecuador, esta tesis
es defendida por el expresidente Correa para hacer su campaña por el NO y en el
caso de Cataluña, el gobierno nacional ha tenido que aplicar el artículo 155 de
la Constitución y por tal motivo, Puigdemont y otros consejeros catalanes, se
encuentran procesados, en prisión o huidos de la justicia.
Sin embargo, todo los problemas derivados de este ejercicio
se habrían podido evitar por cuanto hay que considerar que no siempre un
referéndum, va a ser la varita mágica para solucionar los problemas de un país ya
que de hecho, en la práctica, se ha demostrado que lo que se expresa en las
urnas, es lo mismo que defienden los
representantes de los partidos políticos dentro de las asambleas o
congresos de diputados, así mismo parece ser también, que es una forma de
evadir responsabilidades por parte de los representantes trasladándole mediante
esta práctica a sus representados dichas responsabilidades y poniendo en entre
dicho entonces, LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.
Se da también, en el peor de los casos, la manipulación
política para hacerle creer al ciudadano que se le está dando la facultad de
decidir lo que quiere que su representante haga para lo cual, se lo disfraza de
legalidad o de necesidad imperiosa. Otra cuestión es la de los resultados que
no siempre gustan a todos y se alegará como ya se está haciendo costumbre en
Ecuador y en varios países de Latinoamérica que ha existido fraude, lo que
creará más tensión, división e incertidumbre que en dichos países, sus
democracias son débiles de por sí.
Hace unos días se sucedió un interesante debate televisivo entre
el ex presidente de gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y el ex president
de Cataluña Arthur Mas que aportaron más luz acerca de este tema ya que, ante
la insistencia de Mas de defender la tesis que la democracia es preguntarle al
pueblo todo lo que quiera, Zapatero consideraba en cambio, como gran demócrata
que es, que el referéndum ES EL FRACASO DE LA DEMOCRACIA, que ES EL FRACASO DE
LA CONVIVENCIA, es decir que cualquier oportunidad de diálogo ha sido agotado
por lo que entonces sí, se habría hecho necesaria la demanda de recurrir a un
referéndum para buscar solución a estos fracasos.
En Ecuador, este agotamiento de diálogo buscando un acuerdo
no se ha dado, ya que nunca se plantearon interrogantes acerca de los temas a
consultar, ni es que tampoco han provocado problemas de convivencia entre los
ciudadanos por las cuestiones que se plantean en la consulta, así como parece
también, los temas no son los que preocupaban la mayoría de los ciudadanos ya
que en el caso particular de la pregunta 4 en el que se hace mención a la
prescripción de los delitos sexuales a niños y adolescentes, es una pregunta
demasiado obvia y en el que nadie en su sano juicio, estaría en desacuerdo
además que, ya está prevista su sanción tanto en la Constitución como en el
Código Penal y que bien se podría haber tramitado en el Congreso sin necesidad
de llamar a las urnas, evitando de esta manera el gasto de 60 millones de
dólares que cuesta la consulta y al contrario, más bien en plena campaña, se
han sucedido hechos violentos que han provocado la fractura del país, que medianamente
había aprendido a convivir en los últimos 10 años, previo a décadas de
inestabilidad haciendo que por ejemplo en 10 años haya existido 7 presidentes,
con sus consecuentes gobiernos plagados de revueltas, muertos, desmanes, presidentes
fugados, migración, etc., etc.
Por tanto y puesto que el referéndum ha sido convocado, la mejor manera de evitar problemas
es que éste se haga dentro de la legalidad, que haya consenso para realizarlo,
que las reglas de juego sean claras, que se fomente un debate constructivo de
igual a igual, que las preguntas SEAN CLARAS Y SENCILLAS, de tal manera que el
ciudadano tenga las herramientas necesarias para discernir con libertad y sin
presiones, su decisión y su futuro
Lo contrario entonces, será un referéndum pero de ninguna
manera, democrático.
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