Queremos ser más felices que
los demás y eso es muy difícil, porque les imaginamos más felices de lo que en
realidad son. Montesquiu
En Ecuador al contrario, pocos políticos apenas recordaron este día sea vía Twitter o Facebook puesto que, al parecer existían asuntos políticos más importantes que coparon su atención por lo que no les dio tiempo ni siquiera, a hacer un pronunciamiento mucho menos a profundizar la situación actual de la mujer ecuatoriana. En cuanto al gobierno, ningún ministro o subsecretario o alguien encargado de alguna cartera que vele por la igualdad de los ciudadanos tampoco se manifestó para explicar cómo se va a reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres o cómo se va a hacer para crear políticas de compatibilidad por maternidad o cuales van a ser las políticas para provocar una discriminación positiva que lleve a las mujeres a ocupar más cargos representativos tanto a nivel privado como político. Nada de nada.
Los medios de comunicación privados y públicos, poco espacio
le dieron también al tema y si lo dieron, se limitaron a presentar como todos
los años y de forma ya rutinaria, reportajes que resaltaban los logros de
algunas mujeres que encima, no son representativas de las millones de
ecuatorianas que como en el caso de la foto que precede este comentario, tienen
que enfrentarse a un sistema estatal, cultural y social que hace de todo, menos
proteger sus derechos es decir el derecho a un trabajo digno, derecho a
conciliar familiarmente puesto que la señora protagonista es madre soltera de
cuatro hijos, mucho menos derecho a tener un seguro social u otro derecho.
Menos mal que a través de las redes sociales, ciudadanos conscientes reclamaron
estos hechos, exigiendo a la prensa estar más acorde con las reales situaciones
de la mujer ecuatoriana, quienes precisamente no son todas ni sexis, ni guapas,
ni han tenido dinero ni contactos para acceder a puestos de representatividad
ni tampoco son sobradamente preparadas académicamente.
Los editoriales y declaraciones de algunos periodistas y personalidades
por otro lado, solo reflejaron la actitud paternalista propia de quienes viven
en situaciones privilegiadas, ya que no plantearon posibles soluciones a los
problemas reales de las millones de madres solteras, migrantes, jubiladas o
micro empresarias y más bien, solamente se limitaron a hablar del tema de moda,
es decir, de los feminicidios que gracias a la concienciación en otros países,
ha sido tomado en cuenta como un problema real y latente en Ecuador. En mi caso
personal, recién me enteré en ese día, que el número de mujeres asesinadas por
causa de género fueron 151 en el 2017 al contrario que en España que, cuando
sucede un hecho parecido, se convierte en la noticia más comentada del día y se
lleva a la reflexión y debate del tema en busca de soluciones para reducir esta
lacra social.
Como colofón de este día tan triste en Ecuador, algunos
colectivos habían convocado a marchas sin haber logrado mayor eco, haciendo
evidente de esta manera, el poco poder de convocatoria de quienes lo hicieron o
la posible carencia de verdaderas líderes o de mujeres que sean
representativas, así como también la poca solidaridad de la mayoría de la
ciudadanía, anestesiada como está, sin entender que saliendo a las calles es
como se hace escuchar sus exigencias.
Para último, siendo mujer y ecuatoriana, quiero expresar por
este medio mi particular homenaje para la MUJER MIGRANTE, de manera especial a
aquellas que como amigas y pacientes conocí y que despertaron en mí toda mi
admiración y respeto, en especial aquella solterita que vino para educar a
todos sus hermanos menores, a aquella esposa que vino para ayudar a pagar la
deuda contraída por su marido en Ecuador, a aquella que luego de educar a sus
hijos para que sean profesionales en las mejores universidades, estos hijos le
pidieron que ahora se preocupe por ella misma, que se enamore, que descanse,
que se pasee… a aquella abuelita que su hijo se regresó y ella se quedó para
poder jubilarse y cobrar su pensión, a aquella que luego de dos años
trabajando, no conocía ni el Palacio Real ni nada fuera de Madrid preocupada
por mandar el dinero a su familia… en fin, a todas aquellas valientes mujeres
que contribuyeron a sobrellevar la pesada carga de la economía de sus hogares y
de paso, contribuyeron a recuperar al Ecuador de la grave crisis económica que atravesaba.
¡GRACIAS A TODAS ELLAS QUE SI ME REPRESENTAN COMO MUJER ECUATORIANA!
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