jueves, 29 de septiembre de 2011

CUÉNTAME COMO PASÓ, versión ecuatoriana

                                                                     Foto: Cuéntame como pasó. RTVE

Ha comenzado a emitirse la décimo tercera temporada de la éxitosa serie "Cuéntame como pasó" y casualmente está próxima a emitirse la versión ecuatoriana con el nombre de "Parece que fue ayer", lo que me produce inquietud en cómo será enfocada por parte de los productores de Ecuador.

La serie se ha mantenido en los altos rantings durante diez años. Todo un hito, máxime que llegó a pasar durante 8 años guardado en los cajones de los escritorios de los directivos de las principales cadenas de televisión, hasta que llegó a los de Televisión Española que decidieron apostar por ella, aunque con ciertas reticencias en sus inicios ya que la misma resalta valores como la fidelidad, la amistad, la familia y la honestidad, mismas que al parecer no son tan rentables a la hora de crear series o películas de televisión en España.

"Cuéntame..."  arranca en el año 1968 cuando el franquismo daba sus últimos coletazos, con una familia de clase media como protagonista, cuyo cabeza de familia peca de honrado e ingenuo y por lo mismo tiene una vida laboral y personal accidentada, lo que le puso incluso alguna vez en las puertas de la cárcel. Esto que no impidió que años después llegue a incursionar en la vida política del país, durante el gobierno de Suárez, desempeñándose como secretario del ministerio de agricultura, en el mismo lugar donde años atrás había trabajado como amanuense; la madre por su parte es emprendedora y feminista y que cuando tuvo conciencia que tenía iguales derechos que un hombre, tomó las riendas de su vida sin titubear, convirtiéndose así en un referente para las demás mujeres de la época y siempre manteniendo la unidad familiar; luego los dos hijos adolescentes que con la rebeldía propia de la juventud y de los nuevos tiempos que corrían, no dejan de dar dolores de cabeza a sus padres por sus apasionados romances e ideales; la abuela que es la cuerda segura sobre el que se sujetan los demás miembros de la familia cuando mas lo necesitan y el benjamín de la casa que narra en primera persona al tiempo actual, sus recuerdos de aquella época de antaño plagadas de travesuras y juegos inocentes, sin ser indiferente a todo lo que acontece con su familia. Todas sus vivencias transcurren paralelamente con los avances políticos, sociales y económicos de España, no sin problemas propios de una naciente democracia, que ha permitido que la mayoría de familias españolas se vean reflejados en el aporte que dio la familia Alcántara para lograr la España que es hoy.

Llegando a este punto me pregunto, ¿qué puede contar la versión ecuatoriana sobre hechos que sean referentes del que nos podamos sentir orgullos o nos podamos ver reflejados como país?. ¿Acaso nos recordarán por ejemplo, que tuvimos la década perdida cuando los cenicerazos volaban por doquier en el Congreso?, ¿o de los bochornosos incidentes ocurridos cuando nos gobernaba aquel que se autodenominaba loco y que encima nos amaba o los de aquel que juró morir en el intento y sin embargo lo que hizo fue huir al primer intento?, ¿o a lo mejor  nos contarán el feriado bancario que convirtió de la noche a la mañana en pobres a millones de ecuatorianos, empujando de esta manera a la dolorosa diáspora a casi dos millones de ecuatorianos y que dura hasta hoy?.

Aunque pensándolo mejor, podrían contar hechos internacionales, - por contar algo destacable en política- y luego intentar que nos veamos reflejados en esta serie, mas como personas que como país, por ejemplo en aquellas madres de familia que sin saber qué era la palabra "feminista", salieron a buscar autonomía económica vendiéndo cualquier cosa para ganarse un dinero que contribuya a maltrecha economía del hogar o también acudiendo a las aulas universitarias muchas de las veces llevando a sus niños pequeños, porque no tenían con quien dejarlos o no tenían para pagar una guardería, constituyendo de esta manera a ser el principal motor de desarrollo del país hasta nuestros días; o también contar como el hombre ecuatoriano tenía que hacer de pluriempleado, sin gozar de derechos laborales y que sin embargo se sentía feliz de tener trabajo aunque sea bajo las condiciones que quien se lo daba como que le hacía un favor, o contar que participábamos con alegría, patriotismo y sin perder nunca la fé en las innumerables jornadas electorales con la esperanza puesta en que todo mejoraría y que sin embargo en la dura realidad todo seguía igual o peor que siempre, a tal punto que cuando se tocó fondo y por dignidad nacional tuvimos que tumbar tres presidentes que nos causaban vergüenza ajena. O también reflejar la persistencia de los valores familiares que permiten hasta el día de hoy, hacer una piña alrededor de aquel familiar se encuenta en desgracia o colaborando económicamente para su emprendimiento familiar, porque ningún banco nos daba crédito o si nos lo daban era con intereses altos, sólo porque no éramos de la élite política o económica a quien nunca les ponían pegas para dárselos y encima se daban el lujo de no pagarlo. Y en la parte infantil el cómo de niños nos divertíamos con juegos populares como las bolas, los coches de madera, la rayuela y las ollitas encantadas, juegos que al día de hoy aún se resisten a ser reemplazados por aquellos juegos que sólo fomentan el individualismo y la obesidad.

Pensándolo bien - repito -, si nos "Cuentan como pasó" de esta manera, sí que valdría la pena ver la versión ecuatoriana de esta famosa serie.

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