Aprendi el silencio de los charlatanes,
la tolerancia de los intolerantes, la amabilidad de los groseros. ¿Cómo no ser
agradecido con estos maestros? Khalil Gibran
Acabo de leer un precioso libro titulado “La escuela de la
abuela” del escritor, poeta y compositor chimbeño Jorge de la Torre Saltos
quien, mediante una narrativa amena y creativa, me ha transportado a ese
pequeño pueblo perdido de los Andes ecuatorianos que, sin embargo, abarca
muchas historias y vivencias como bien lo ha relatado Jorge en su libro y que
sin duda, se asemejan mucho a las vividas por muchos chimbeños y descendientes
de los mismos, como es el caso mío particular.
La historia gira, además, alrededor de las mujeres más
importantes de su familia durante sus primeros años, es decir, su madre y su
abuela quienes, como había manifestado en alguna ocasión en este blog, al igual
que la mayoría de las mujeres ecuatorianas, ayudaron a llevar el peso económico
del hogar en una época en que no se tenía ni la más leve idea de lo que significaba
la palabra “feminismo” y trasmitiendo con ello, ejemplo, saberes y experiencia.
Cabe recalcar que para lograr aquello, contaban con el apoyo incondicional de
sus maridos o padres que, por una cuestión de practicidad tal vez y tratándose
de llevar el pan a la boca de sus hijos, no dieron lugar a actitudes discriminatorias.
Jorge de la Torre hace también, una reseña política,
histórica y sociológica de San José de Chimbo para lo cual, se vale como lo
había mencionado, de sus propias experiencias y anécdotas personales donde no
faltan el humor y la reflexión personal y por lo mismo, es curioso comprobar mientras
avanza la lectura que, pese a ubicarse la historia a mediados del siglo XX, sin
embargo, la ciudad no vivía ajena a los acontecimientos mundiales lo que no evitaba
que sufra carencias que lamentablemente aún persisten en el siglo XXI.
Luego de leer "La escuela de la Abuela", me estoy adentrando ahora
en su fase poética que, como era de esperarse también sorprende por su
originalidad y creatividad, así como en la de compositor de canciones que, como
cantante frustrado que es según lo confiesa él mismo, sus creaciones ventajosamente
son interpretadas por muchos cantantes, entre ellas, la maravillosa voz del también
chimbeño Oscar Rojas.
Sin duda, un aporte más a la cultura bolivarense y
ecuatoriana que, como agua fresca llega en estos momentos de desierto creativo
y que sirve para que las nuevas y antiguas generaciones se recreen con los
acontecimientos que forman ya parte de la historia y la cultura de sus pueblos.
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