"EL QUE NO SE ATREVE A SER INTELIGENTE SE HACE POLÍTICO" Enrique Jardiel Poncela, Libro del convaleciente.
Como ya lo había manifestado alguna vez, vivo plenamente
convencida que los medios audiovisuales y concretamente, las películas, ayudan a
comprender mejor los problemas actuales ya que, además de ser la mejor forma de
fomentar el debate, las imágenes trasmiten de manera entretenida mensajes que,
a lo mejor de otra forma como un discurso, por ejemplo, no nos llegarían.
Y esto lo comento debido a que, será gracias al movimiento #Metoo
o #yositecreo, están proliferando abundantes denuncias de tipo sexual, las
mismas que provocan la lógica expectativa y rechazo por parte de la sociedad,
exigiendo la mayoría de las veces, se ejecute el inmediato castigo para los
acusados sin considerar que toda denuncia, tiene que seguir un proceso judicial
que determine la culpabilidad o no de la persona acusada y evitar de esta manera
que gente inocente, acabe en la cárcel.
Cabe aclarar que de ningún modo pondría en duda el
testimonio de una víctima, pero, precisamente porque ella y todos deseamos la
verdad y la justicia, es que creo que toda denuncia debe seguir los cauces
legales para evitar caer en aquello que se quiere combatir.
Por lo mismo, recordaba la película danesa “Jagten” cuyo
título español es “La caza”, dirigida por Tomas Vinterberg y protagonizada por
el gran Mads Mikkelsen, donde se enfrentan dos temáticas sensibles como son el
abuso sexual infantil y la presunción de inocencia.
En efecto, Mikkelsen que interpreta a Lucas en la película,
hace una dramática interpretación al ser acusado injustamente de abuso sexual por
parte de una niña, hija de su mejor amigo a quien acompaña todos los días a la
guardería, comenzando su calvario cuando, un mal día, la niña que había
escuchado accidentalmente un relato sexual por parte de su hermano mayor,
cuenta inocentemente a uno de sus profesores el mismo relato pero, poniendo
como los protagonistas de su imaginación, a ella y al propio Lucas y disparando
por tal razón, todas las alarmas no solamente entre los profesores, sino
también entre toda la población del pequeño pueblo donde residen.
Lógicamente, no hay manera de aclarar el entuerto, ya que
era la palabra de la niña contra la de Lucas. El talento de Mikkelsen,
entonces, se manifiesta cuando interpreta al hombre acosado y atormentado ante
lo que parece evidente, provocando la misma angustia en el espectador, ante la
impotencia de poder demostrar su inocencia. Pese a que, de alguna forma, se
descubre la verdad, la película concluye de manera inesperada, dejando como
mensaje -al menos a mí me lo dejó- el daño que de por vida puede dejar una
acusación injusta y más aún cuando, como en el argumento de la película, todos
interpretan los hechos a su manera.
Es importante entonces, tomarse estos asuntos con calma y
más bien exigir, que la justicia cumpla con su cometido ya que, posicionarse
solo en el lado de la víctima sin valorar la presunción de inocencia a que
tiene derecho todo ser humano por el
mero hecho de serlo, puede provocar daños irreparables en el honor de las
personas que, como estamos comprobando, en el mundo actual, parece ya importar
poco y sin considerar que con ello, salpica también al sistema, al saberse
ineficaz de garantizar justicia a todos los bandos.
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