Mi hermana me comentó un día, indignada, que había concurrido al Registro Civil a sacar un documento, y se quejaba con dolor, que cada vez que iba, le decían que regrese otro día, que no tenían especies, que con tono burlesco, aún a sabiendas que dejaba su trabajo y perdía horas de tiempo, le decían cualquier pretexto que le mantenía así durante algunas semanas. Y terminaba comentando, que los funcionarios del Registro Civil son unos malos, crueles, indolentes, desahogando de esa manera su impotencia.
Yo había reflexionado mucho sobre este asunto, ya que no dejaba de llamarme nuevamente la atención esta situación cada vez que vuelvo a mi país ya que sucede en cualquiera de las dependencias públicas del Ecuador y me obligaba forzosamente a comparar con la situación que vivimos aquí en España llegando a muchas conclusiones.
De las conclusiones que llegué le comenté que a mi modo de ver era un problema cultural que a lo mejor no tenían ni culpa estos funcionarios, derivado del proceso de corrupción y crónica desorganizaqción que vivimos en nuestro país. ¿Porqué está conclusión?. Porque son cargos que no son sometidos a concursos de merecimientos o de oposición, sino que son cargos en los cuales, donde la mayoría, sino son todos, llegan a ocuparlos por cuotas políticas, compadrazgos, recomendaciones, familias, etc, de tal manera que lo ocupaban personas que en mucho de los casos, ni siquiera tenían los mínimos requisitos para ocupar los mismos, o no tenían la mínima idea de lo que hacían. Tal es el caso que puede estar un médico ocupando una directiva relacionado con Derecho por ejemplo, o un maestro, puede ser funcionario de una dependencia de salud, o una persona que no ha terminado ni el bachillerato, puede ejercer de administrador y así cosas por el estilo.
Eso por un lado, por otro, no existe una cultura nacional de organización, fomentado desde la escuela (capítulo que merece otro amplio análisis), o desde los distintos grupos sociales en los que nos desenvolvemos, no existe capacidad de asociación o cultura de toma de decisiones en grupo por el bien común, es decir, hay solo un jefe, fulatino llegado por el anterior sistema, que es el mandamas de todo, el encargado de dirigir estas empresas, donde se hace todo lo que él diga sin chistar parece que con un afán de demostrar de alguna manera porqué llegó a ser jefe, con lo cual las decisiones, sean bien o mal tomadas repercuten en los funcionarios y lógicamente en la ciudadanía, desperdiciando de esta manera, a lo mejor valiosos elementos humanos con opiniones dignas de ser tomadas en cuenta, pero desechadas por la cultura del "superjefe".
Y por último, estos cargos, al ser del Estado, una vez dentro, no hay quien los saque, formando sindicatos donde sólo exigen beneficios, que muchas veces han escandalizado a la opinión pública, pero de ninguna manera revirtiendo en la eficiencia de la atención y del desempeño de sus funciones, entonces estos funcionarios sin tener nadie que les pida cuentas, trabajan con arrogancia frente al pobre ciudadano como si le hicieran un favor.
Evidentemente esto no sucede en España, que aunque nada es perfecto, las instituciones funcionan aceptablemente bien, ya que los funcionarios públicos, al llegar a ocupar esas funciones por concurso de oposiciones, suelen ser personas que de cara al ciudadano, demuestran sencillez, eficiencia y profesionalismo. Lógicamente, nunca se puede uno librar del funcionario que se siente frustrado o ha amanecido con el pie izquierdo y que trata de desfogarse con los ciudadanos que acudimos a solicitar los servicios, afortunadamente, eso suelen ser casos aislados, ya que existen tambien derechos para los consumidores, en los cuales uno se puede quejar por escrito de la forma que ha sido atendido, lo cual es evidente que son llamados la atención, protegiendo tambien sus derechos, pero exigiendoles tambien responsabilidades, y eso se traduce en la adecuada atención, ya que para ello es el "servidor público", para servir al ciudadano que con impuestos paga su sueldo para recibir una adecuada atención a sus necesidades, que necesariamente son trámites obligatorios que tiene que cumplir.
Lamentablemente en Ecuador, el ciudadano sin derechos al no cumplir sus trámites obligatorios, por estas anomalías, luego son sancionados, eso sí , de forma eficiente y mayormente económica.
Ojalá algún día cambien estas cosas, pero mientras la gente no esté consciente de que tiene derechos y puede exigir resposabilidades, las cosas seguirán igual.
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