Foto: Lorenzo Milá. rtve.es
Foto: Paloma Ferré. Jacob Fitzgerald
“Un
buen periodista no consigue las noticias, las hace importantes”. Jackie Cooper
En la reciente campaña electoral de los EEUU la prensa
mundial y, particularmente, la española se hacía eco de un inusitado hecho a lo
largo de toda la historia de la comunicación escrita de ese país: los medios de comunicación más prestigiosos decidieron tomar partido a favor de la candidata Hillary Clinton, al considerar
que la democracia peligraba con Trump y que ellos, es decir, los medios de comunicación se sentían con el deber de alertar sobre aquello. Por lo mismo, incitaron a sus
lectores a votar por la candidata demócrata.
Hasta ese momento y durante
siglos, su labor se había limitado a informar y opinar imparcial y objetivamente a los lectores, guiándolos para que luego sean los propios ciudadanos los que voten por la opción que mejor se acerque a sus intereses.
Todos sabemos lo que sucedió después. Trump venció y los
medios, podríamos decir que quedaron en entredicho en su primer papel como
actores políticos, al aparecer lógicamente como los perdedores de la contienda
electoral.
En Ecuador estamos acostumbrados a ello. Es decir, a que
los medios sean actores políticos y por lo mismo, al igual que en EEUU, les ha
tocado perder algunas elecciones sin que hasta el momento, hayan hecho la mínima autocrítica peor, enderezar su proceder. Algún mensaje debe estar
trasmitiéndoles la sociedad, considerando que el presidente Correa los ha
señalado directamente como los verdaderos protagonistas políticos detrás del
candidato o de la opción contraria.
Tengo entendido que los lectores deberíamos ser los
verdaderos protagonistas de la comunicación y no los medios, ni los
editorialistas, ni los periodistas. Los medios son meros instrumentos, mediante
el cual, dan a conocer lo que acontece de forma objetiva, es decir contando la
verdad y solamente la verdad de los hechos y luego, es el ciudadano-lector quien saca sus propias conclusiones. Es incómodo, por decir poco, que intenten
disuadir al ciudadano como si éste fuera tonto o no tuviera inteligencia o la capacidad
de discernimiento suficiente como para atraerlos a lo que ellos consideran su verdad,
incitando sin ningún pudor a votar por el candidato de su preferencia.
Y es una pena que aquello suceda, precisamente ahora que se
tiene constancia que diariamente dejan de funcionar cientos de medios de
comunicación alrededor del mundo debido a la irrupción del internet y de las redes
sociales, lo que ha provocado, más bien, que los medios más responsables traten
de mantenerse a flore a como dé lugar, incluso reinventando formas de contar
noticias y dando protagonismo a los lectores.
Por poner un ejemplo, cuando llegué a España hace casi 20
años, nos llamó la atención una novedosa forma de hacerlo. “La 2 noticias” de
Televisión Española, la presentaba un joven periodista -Lorenzo Milá- quien,
para empezar, era bastante informal y cercano, puesto que no llevaba corbata ni
traje como suelen hacerlo la mayoría de presentadores. Milá se presentaba como
el amigo con el que te encuentras en el bar a tomar un café y que te iba
contando lo que había sucedido durante el día de forma amena y nada complicada,
recurriendo para ello a los novedosos recursos digitales que hacían de las
noticias y, particularmente, de las culturales, las verdaderas protagonistas del
noticiero. “La 2 noticias” y Milá recibieron muchos premios a lo largo de su
emisión, hasta que el presentador lo dejó para irse de corresponsal a
Washington. Actualmente lo llevan otros presentadores que intentan mantener la
misma tónica que los llevó al éxito.
Más tarde, otra reportera, particularmente del canal
autonómico TELEMADRID llamada Paloma Ferré, creó otra forma novedosa de
presentar los reportajes de viaje. En este caso, serían los propios madrileños
que residían en otro país, los que contaban, mientras mostraban lugares
simbólicos, aspectos personales de su vida y su particular forma de ver el país
en el que ahora residían. La persona que las entrevista casi no se la ve más
que unos segundos al inicio del programa para contar desde donde se realiza el
programa, pasando el testigo íntegramente al madrileño que vive en dicho país.
El formato de "Madrileños por el mundo" ha sido copiado en otros países e, incluso Ecuador, tuvo su propia
versión, aunque en la misma -como no podía ser de otra manera- el presentador
prácticamente era la estrella del programa a tal punto que llegó a mostrar su
propia vivienda en un país extranjero y creo que hasta terció como candidato a
una elección.
Por último, he podido constatar un nuevo formato diríamos de
entrevista, que ahora presenta el diario El País los días domingos, cuya
entrevistadora -por lo que indica al inicio de la entrevista-, es la afamada escritora
Elvira Lindo quien, prácticamente relata sin mostrar las preguntas realizadas, la
vida y distintos aspectos en lo que se destaca el entrevistado. Algo muy
saludable para el lector que, muchas de las veces, tiene que soportar el leer
preguntas impertinentes o capciosas que, a la larga, poco ayudan a conocer y
valorar al verdadero protagonista de la entrevista, es decir el entrevistado.
Me pregunto: ¿es posible hacer algo diferente en Ecuador,
inclusive, algo original y no copiado, acorde a su cultura y a su particular
forma de entender la vida, permitiendo, como decía, que sea el lector o televidente
el verdadero protagonista del noticiero o del reportaje? La pregunta queda en el
aire y no estaría malo soñar, que otro periodismo sí es posible en Ecuador.
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