"QUIEN NO COMPRENDE UNA MIRADA TAMPOCO COMPRENDERÁ UNA LARGA EXPLICACIÓN". Proverbio árabe
Últimamente, están aflorando historias de extraordinarias
mujeres que se destacan no solamente en áreas como las artes o de reciente
irrupción como el periodismo o la dirección de empresas, sino también en el
ámbito científico lo cual, es muy positivo por cuanto demuestra que las mujeres
nos podemos destacar en cualquier medio en que los hombres tradicionalmente han
dominado.
Y gracias a ello, como decía, me ha llegado una historia que
me ha dejado gratamente sorprendida, no solamente en el período en que se
desarrolló por sus riesgos y alcances - la segunda guerra mundial- sino también,
porque su protagonista fue una inventora tardíamente reconocida a la vez que, famosa
actriz de Hollywood considerada en su momento como una de las más bellas del
mundo y protagonista de, quizás su película más conocida entre nosotros,
“Sansón y Dalila”.
Se trata de Hedy Lamarr y gracias a ella, gozamos
actualmente del WIFI, GPS, Bluetooth, de los teléfonos móviles, entre otros
avances a nivel civil y militar y relacionados con la técnica de transmisión en
el espectro ensanchado.
No es casualidad que la actriz haya sido su inventora puesto
que, siendo judía de origen austríaco y, sin embargo educada en el catolicismo,
hija de un banquero y de una pianista, ya había estudiado ingeniería antes de
ser actriz de tal manera que, cuando estalló la segunda guerra mundial, ya
residía en EEUU país donde llegó luego de alcanzar cierto éxito con algunas
películas, de manera particular con la película “Éxtasis” que fue un verdadero
escándalo para la época ya que fue la primera actriz en mostrarse desnuda en el
cine.
Hedy en 1940 y luego del naufragio de un barco lleno de
refugiados por causa de un ataque militar por parte de un submarino alemán, sintió
que debía hacer algo como aportar sus conocimientos físicos que se habían
enriquecido, además, por los contactos de su ex marido con la industria
armamentística nazi, aliándose por tal razón, con el pianista y compositor americano
George Antheil quien, adquirió cierta fama no exenta de polémica por crear orquestas
que funcionaban sin cables y fue así, que juntos y basándose en el principio
musical de la distribución de las ochenta y ocho teclas del piano, se pusieron a trabajar
durante 6 meses dando como resultado, la distribución de las señales de
trasmisión en diversas direcciones del espectro magnético y no de forma lineal
como había sido hasta ese entonces, por lo que las señales ya serían imposibles
de ser detectadas por el enemigo y naciendo de esta manera, la base de las
comunicaciones privadas.
Lamentablemente, luego de patentar su invento junto con Antheil, fue guardado durante un tiempo
por las fuerzas armadas norteamericanas porque lo consideraban demasiado vulnerable
y difícil de aplicar hasta que, en 1957, la empresa americana Silvana
Electronic lo perfeccionó para luego de tres años, el gobierno norteamericano lo
adquiriera precisamente cuando la patente caducó. Mientras su invento no fue
utilizado, Hedy se tuvo que contentar ayudando a la causa mediante besos a
cambio de 25.000 dólares en bonos, logrando recopilar en una sola noche 7
millones de dólares.
Los siguientes años a ello, tuvo tantos proyectos fracasados
como matrimonios y su papel de inventora fue desconocido por muchos años hasta
que, en sus últimos años de vida y con muchos problemas a cuestas a causa de la
falta de dinero, su adicción a las cirugías estéticas entre otros, se la reconoció
al fin recibiendo por tal causa premios y distinciones que afortunadamente hasta
hoy, lo recogen sus hijos.
Actualmente el precio de su invento está valorado en más de
30.000 millones de euros.
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