miércoles, 12 de enero de 2022

VIOLENCIA OBSTÉTRICA

 

                                              Foto: Inatal.org

Solo los locos y los solitarios pueden permitirse el lujo de ser ellos mismos. Los solitarios porque no necesitan complacer a nadie y los locos porque no les importa ser ellos mismos. Charles Bukowski

Ya me parecía un poco extraño cuando, hace poco más de un par de décadas, leía una “promoción” por parte de un conocido hospital privado que ofrecía, además de cesáreas, un precioso ramo de flores, fotos del neonato y su madre, habitación privada con cama para un invitado, todo por una suma económica nada despreciable con el que intentaban dar la imagen de privilegio y de glamur a un proceso que debía ser natural y al que se sumaron varias mujeres con alto poder adquisitivo, del que luego hacían presunción entre sus familiares y amigos.

Valga decir que las cesáreas iban y venían, incluso se las adelantaban con la finalidad de hacerlas coincidir con bodas o cumpleaños, con el consiguiente riesgo que eso conllevaba que, menos mal y, al menos de mi parte, no tuve después ninguna noticia desfavorable al respecto, pero que sí me llamó mucho la atención el alto índice de estas intervenciones quirúrgicas cuando yo, siendo una profesional sanitaria, tenía conocimiento que ello solamente debía darse cuando existía un serio peligro tanto para la madre como para el niño y ese supuesto alto índice de riesgo no era compatible con la buena salud de la mayoría de mujeres al ser, la mayoría, bastantes  jóvenes. Estadísticas que, en tiempos actuales, no han hecho más que agudizarse a tenor de los informes tanto en España como en Ecuador, donde las cesáreas superan lo recomendado por la OMS.

En dicha época, como decía, lo asumí con cierta resignación, total siempre he respetado el criterio del médico que, para ello se ha preparado y sabe de lo que habla y recomienda hasta que, últimamente, se ha tomado conciencia de este asunto a tal punto de considerarlo como parte de la llamada “violencia obstétrica” ya que estas intervenciones, así como también la llamada “episiotomía” (incisión que se hace en el perineo -el tejido entre la abertura vaginal y el ano- durante el parto) más otros tratamientos médicos y psicológicos, están desembocando en serios problemas para la salud de las mujeres -aparte de los lógicos posoperatorios- como crónicas incontinencias urinarias, dolores abdominales permanentes, depresiones, o simplemente, el no poder tener más hijos.

Y me preocupa bastante este fenómeno, particularmente, por el tema del aborto por cuanto existe un apoyo total a este tipo de intervenciones por parte de los pro abortistas, siendo que muchos de ellos proclaman la defensa de la madre naturaleza o de los animales, por ejemplo.

Sin duda, un embarazo no deseado es un hecho dramático del que debemos empatizar, sobre todo, cuando se trata de un embarazo producto de la violación y por lo mismo, creo que no se soluciona eliminando a otro niño sino, más bien, que dicho proceso llegue a término de forma natural por cuando es la forma más antiséptica y menos cruenta que existe. Si el deseo de la madre, respetable, por cierto, es no hacerse cargo del niño por la razón que crea, puede darlo en adopción al existir miles de personas o parejas que desean ser padres y que no lo pueden ser por razones burocráticas, que eso ya es otro asunto.

Los defensores del aborto dirán que es más peligroso para las niñas parir de forma natural y yo les diría que, también lo es la intervención quirúrgica de la cesárea, sin contar con los “curetajes” o “legrados” que son procesos donde se raspa el útero con el objeto de eliminar a trozos al niño que, si no se lo hace adecuadamente, puede provocar peligrosas hemorragias con resultado de muerte. Y más de una niña ha muerto por tal razón.

En conclusión y como decía anteriormente, nada mejor que el parto natural o humanizado eso sí, con acompañamiento en un medio hospitalario o con una partera de gran experiencia, con el objeto que la madre naturaleza haga su parte del que luego, no queden secuelas ni físicas ni psicológicas para la madre y allegados derivados de dicha experiencia.

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